Explorando Dragon Quest Island en Japón: Un RPG en la vida real
Durante mi visita a Nijigen no Mori, tenía clarísimo que Dragon Quest Island era una parada obligatoria. Como fan de los RPG y de esta saga mítica, no podía perderme esta experiencia inmersiva que te transporta directamente al mundo de Dragon Quest.
Ubicada en la isla de Awaji, muy cerca del área de Crayon Shinchan Adventure Park, es imposible pasar de largo: su entrada es un castillo imponente con muros de piedra que parecen sacados del videojuego. Y como toque final, justo en la puerta, te recibe un Limo gigante, la criatura más icónica de la franquicia. Es el photospot perfecto y, al mismo tiempo, parece estar ahí para decirte: “¡Prepárate, porque tu aventura empieza ahora!”.
©ARMOR PROJECT/BIRD STUDIO/SQUARE ENIX
Una vez dentro de Dragon Quest Island, me sumergí por completo en el universo del juego, convirtiéndome en un auténtico personaje de Dragon Quest. Si soy sincera, fue un sueño hecho realidad. Esta atracción es totalmente inmersiva y, desde el primer momento, tuve que demostrar mis habilidades superando pruebas, buscando tesoros escondidos, explorando un misterioso bosque y enfrentándome a temibles enemigos. Pero lo mejor llegó en el gran final: un combate épico contra el jefe final dentro de un castillo imponente, donde la cooperación con otros aventureros fue clave para la victoria.
Y cuando digo inmersiva, lo digo literalmente. Aquí no solo observas, sino que caminas por los decorados, interactúas con personajes y te adentras en un bosque real, rodeado de los míticos monstruos de Dragon Quest. Nunca había vivido algo así, y la sensación de estar dentro de mi RPG favorito fue simplemente indescriptible.
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©JaponPopSuki - Anshin Doyle para JPS
©ARMOR PROJECT/BIRD STUDIO/SQUARE ENIX
Todo comenzó en la primera sala, donde me entregaron los elementos clave para convertirme en una verdadera aventurera: una pulsera, un medallón mágico para interactuar con los personajes del juego dentro de la ciudad a tamaño real y un libro con instrucciones que incluía un mapa, donde podía tomar notas y seguir el desarrollo de la misión.
Antes de embarcarme en la aventura, tuve que elegir el idioma del juego, con opciones en japonés, inglés y chino. Lo mejor de todo es que se puede jugar tanto en solitario como en equipo, permitiendo hasta cuatro jugadores colaborar en la misión.
También seleccioné la categoría de mi personaje entre cinco opciones: Guerrero, Especialista en Artes Marciales, Ladrón, Mago o Trotamundos (Gadabout), cada uno con habilidades únicas para el viaje. (Por supuesto, yo me decanté por Ladrón).
Con todo listo, apareció ante mí Homilot, un adorable Limo azul que se convirtió en mi fiel compañero de viaje. No solo me guió a lo largo de esta increíble experiencia, sino que también me asistió en los combates, haciendo que cada enfrentamiento fuera aún más emocionante y estratégico.
Mi misión era clara: el reino de Onogard había caído bajo el dominio del malvado Zoma, y solo los aventureros más valientes podían liberarlo. Para ello, debía hablar con los habitantes del pueblo, resolver desafíos como encontrar objetos perdidos en cofres repartidos por toda la ciudad y, como desafío extra, buscar monedas de oro escondidas en los lugares más inesperados: jarras, cortinas, establos, fuentes… ¡Cualquier rincón podía ocultar un tesoro!
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©ARMOR PROJECT/BIRD STUDIO/SQUARE ENIX - Grand Chariot
Lo mejor de esta experiencia, más allá de interactuar con los personajes de Onogard, fue que me sentí dentro del juego de verdad. No era solo un decorado bonito, sino un mundo vivo que me invitaba a explorar cada rincón. Crucé las puertas de sus casas, investigué cofres misteriosos, recorrí callejones ocultos y hablé con aldeanos en busca de pistas. Pero la verdadera aventura comenzó cuando me adentré en el bosque, donde tuve que enfrentarme a enemigos en combates estratégicos y, para mi sorpresa, descubrí un templo secreto escondido entre la maleza.
Todo esto sucedía dentro de Nijigen no Mori, en plena isla de Awaji, rodeada de naturaleza. La integración del entorno con la experiencia era tan perfecta que por momentos olvidé que estaba en una atracción… Era como si este mundo de fantasía siempre hubiera existido allí, esperando a que me convirtiera en su héroe.
La aventura dura unas dos horas, pero se sintió como un instante. Hablé con cada aldeano, resolví cada misterio y encontré hasta la última moneda de oro oculta en la ciudad. Y entonces, tras reunir todo lo necesario, llegó el momento culminante: enfrentarme al jefe final en su imponente castillo.
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Fue una aventura inolvidable que me tuvo en vilo de principio a fin. Pero lo mejor de todo es que no será la última vez que me enfrente a este desafío, porque cada vez que participas, las pruebas cambian y los objetos perdidos aparecen en nuevos escondites. Esto significa que cada visita es una experiencia totalmente diferente, manteniendo la emoción y la sorpresa intactas. ¡Definitivamente, volveré a Onogard para vivir una nueva misión!
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Después de una épica aventura en Dragon Quest Island, no podía irme sin probar la comida temática en el Luida’s Bar (Patty’s Bar en la versión japonesa), el restaurante oficial del parque. No necesitas haber participado en la atracción para disfrutarlo, así que cualquier visitante de Nijigen no Mori puede pasar por aquí a probar sus deliciosos platos. Si estás pasando el día explorando la zona, ya sea visitando a Shin-chan o simplemente disfrutando del parque, puedes acercarte sin problema y sumergirte en el mundo de Dragon Quest a través de su increíble menú.
Más que una simple comida, el Luida’s Bar fue una extensión perfecta de la aventura. Cada plato estaba cuidadosamente decorado con personajes icónicos de Dragon Quest, convirtiendo la experiencia en algo tan divertido como delicioso. El gran protagonista fue, sin duda, el adorable Limo Homilot, que apareció en varias de las opciones del menú.
Los precios variaban entre 1,800 y 2,300 JPY por plato, mientras que las bebidas temáticas costaban alrededor de 800 JPY. Además, con cada plato venía de regalo una tarjeta-posavasos sorpresa con un personaje de la saga, un detalle perfecto para los coleccionistas y fans del juego.
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Por supuesto, no podía faltar una tienda de merchandising, repleta de productos exclusivos de Dragon Quest Island. Desde adorables peluches de limos hasta objetos de colección. Al igual que el restaurante, la tienda es accesible para todo el mundo, así que cualquier fan puede pasarse a echar un vistazo y llevarse un recuerdo especial.
Después de vivir esta aventura, no dejo de pensar en todo lo que me queda por descubrir en Awaji. Este viaje fue solo el comienzo, y ya estoy lista para la próxima misión. Mil gracias al Grupo PASONA por hacer posible esta experiencia.
Si te ha gustado esta historia, prepárate porque hay mucho más. Desde una noche en el Gran Chariot de Shin-chan, donde literalmente pude dormir rodeada de sus icónicos personajes, hasta sumergirte en el mundo de Hello Kitty Apple Land, el paraíso kawaii definitivo. Awaji está lleno de rincones mágicos esperando ser explorados.
Texto por Anshin Doyle
Fotografías por Cris Gómez
